¿Tú hijo quiere ser músico y tú has perdido el sueño?
Las profesiones artísticas causan mucha incertidumbre en los padres. Si el futuro económico de tu hijo no te deja dormir, este artículo es para ti.
Si tu hijo te ha comunicado que quiere ser músico, como padre tendrás varias opciones frente a ti. Pero antes de tomar una decisión o volverte loco pensando que tu hijo va a morirse de hambre, tómate un respiro y lee este artículo que escribo tras 24 años de preparar estudiantes para ser admitidos en conservatorios y escuelas de música a nivel superior.
El momento en que un adolescente comunica a sus padres la profesión a la que quiere dedicarse es un momento especial, y cuando a esa profesión no se le ve un futuro muy estable, puede volverse un momento delicado. Hay profesiones que parecen dar más certidumbres que otras, al menos en el terreno económico y laboral, y las profesiones artísticas no entran en este grupo. Aunque es muy poca la gente en el mundo que alcanza a hacer fortunas del tamaño que las han hecho algunos rockeros, es cierto que en lo general la vida de los artistas suele ser más incierta y se topa con dificultades adicionales a las de otras profesiones. Eso a los padres de familia nos para los pelos de punta.
Si hemos mantenido un hogar, si hemos pagado una colegiatura y si hemos provisto a nuestra familia de una cierta estabilidad económica, conocemos las dificultades que eso conlleva. Yo también soy padre. ¿Cómo no asustarnos ante ciertas vocaciones profesionales?
Este artículo no tiene como finalidad convencerte de si debes o no estar de acuerdo con la vocación de tu hijo. Lo que pretendo es dar una panorámica sobre aspectos laborales que es conveniente conocer cuando se tiene un hijo que quiere estudiar música.
¿Mi hijo se va a morir de hambre? Si no es así, ¿por qué existe la idea de que los músicos son pobres?
Tu hijo no necesariamente se va a morir de hambre. Lo que sí es cierto es que en la música existe mayor incertidumbre laboral que en otras profesiones. Esto puede tener varias causas, pero al menos una de ellas es muy puntual y conviene entenderla lo antes posible, como músico y como padres: Los músicos muy comúnmente carecemos de una cultura financiera y empresarial, y la mayor parte de los conservatorios e instituciones de educación superior no le dan suficiente atención a este aspecto.
Un conservatorio tiene como función formar músicos, no enseñarles a conseguir trabajo. El camino en otras profesiones ya está muy transitado. Normalmente sabemos que un médico recién egresado querrá entrar a trabajar a un hospital o pondrá un consultorio. Un egresado de finanzas buscará trabajo en un corporativo; un abogado en un buffet o en un organismo gubernamental, y con el tiempo buscará independizarse y poner su propio despacho. Pero en las profesiones artísticas esos caminos no son tan claros.
En la música, como en otras profesiones, existen trabajos asalariados, pero las plazas suelen ser pocas, y por otro lado, la vocación de los músicos con frecuencia nos lleva a querer hacer nuestra propia música y seguir nuestro propio instinto creativo. Bien, pues para ello hay que ser un empresario.
Ser un músico con frecuencia es ser un empresario. El problema es que ser un empresario es difícil en cualquier área, y más cuando se carece de una cultura empresarial.
La mayor parte de las empresas en México cierran sus puertas antes de cumplir un año, y de las que quedan, muy pocas llegan al segundo. Esto es común para cualquier área profesional y para cualquier giro empresarial. Pero el egresado de una carrera dentro de la música muy comúnmente se enfrenta a que su primer paso en la vida profesional es el de comenzar una pequeña empresa, sin siquiera saber que lo está haciendo.
La solvencia económica y la estabilidad laboral de muchos músicos dependen de adquirir una cultura empresarial y saber llevarla a cabo
Un grupo de rock, un ensamble de jazz, un cuarteto de cuerdas, una big band, un mariachi o un grupo versatil de los que tocan en bodas, son empresas. Su solvencia económica no siempre está en relación con su calidad artística, sino con decisiones como las que toma un empresario. Decisiones que tienen que ver con la promoción, con contar con un grupo de trabajo adecuado, con tener una estrategia para conseguir presentaciones, con saber cuánto se debe cobrar y cuánto deben percibir los miembros del grupo, con establecer relaciones duraderas con restaurantes, bares, salones de eventos o salas de conciertos, y con ser percibidos como profesionales en su área.
Sin pretender que este artículo explique los pormenores del manejo de una pequeña empresa, lo importante a destacar aquí es que la calidad artística de un músico depende de su formación, pero su solvencia económica y su estabilidad laboral, dependen de que adquiera una cultura empresarial y que la sepa llevar a cabo.
Como todo en la vida, esto requiere práctica. Es raro tener éxito en un negocio al primer intento, y más para un músico recién egresado que carece de las herramientas para hacerlo, a menos que las pueda adquirir, y quizás tú como padre le puedas ayudar.
Si la vocación de tu hijo te quita el sueño porque te preocupa su estabilidad económica en los años por venir, toma en cuenta que esta cultura empresarial se puede aprender, se puede practicar y se puede afinar, y si la institución en donde tu hijo se forme como músico no le da estas habilidades empresariales, hay formas de conseguirlas.
A fin de cuentas, son muchas las profesiones que pueden caer en este mismo problema, y las actividades profesionales que hoy damos por sentado que son más prometedoras y más estables, pueden cambiar de un momento a otro. Esta crisis por el coronavirus pone de manifiesto esa realidad que hace unos pocos meses ni siquiera imaginábamos.
El hogar es un estupendo lugar para aprenderlas. Hace algunos años trabajaba con un músico muy reconocido en México, y él me contaba que sus padres eran comerciantes, y que él desde niño fue entendiendo cómo funciona un negocio familiar, y me platicaba cómo esas habilidades habían jugado un papel clave a lo largo de su carrera.
Las familias que viven de un negocio familiar ya tienen mucho de dónde echar mano para transmitir a sus hijos una cultura de trabajo y de emprendimiento. Si tú ya has recorrido este camino te será más fácil dar el consejo acertado y quizás tu hijo ya sepa cosas importantes sobre cómo se maneja un negocio.
¿Y si mi hijo no tiene vocación de empresario?
No todos los músicos la tienen. No todos los músicos están dispuestos a formar un ensamble, de la misma manera que no todos los profesionistas están dispuestos a correr los riesgos del empresario.
En la música como en cualquier otra profesión, hay quienes prefieren unirse a una empresa que ya está funcionando. Esto no es necesariamente malo, pero es importante saberlo. Por otro lado están aquellos a quienes les gustaría crear su propio ensamble pero que antes de hacerlo les gustaría trabajar para alguien más. Esta opción tampoco está mal, es parecido a lo que hacen empresarios en otras profesiones: entrar a una empresa, adquirir experiencia y después remontar el vuelo por cuenta propia.
No todas las áreas en la música son igualmente propicias para el carácter empresarial, aunque para algunas áreas es casi obligatorio. No es lo mismo ser un compositor que un arreglista o que un instrumentista. Los instrumentistas tienden más a trabajar para alguien más. Un estupendo guitarrista puede prescindir de habilidades empresariales y hacerse de una forma de trabajo estable. Esto lo puede limitar en otras áreas, por ejemplo, si quiere promover su propia música, pero no todos los músicos tienen madera de compositores y no por ello son menos músicos.
Cuando éste es el caso, son otras las habilidades que hay que promover. Básicamente consiste en entender lo más temprano posible qué es lo que se espera de uno como músico cuando se trabaja para alguien más, y enfocarse en desarrollar esas habilidades al máximo.
Un instrumentista debe enfocarse en desarrollar las habilidades que buscan quienes pueden contratarlos
Un bajista, un violinista, un baterista, dependen de saber hacer su trabajo en los estándares profesionales. ¿Cuáles son esos estándares? Depende del tipo de música y del tipo de trabajo que se quiera desarrollar. Para un trompetista que quiere unirse a una big band de jazz, leer a primera vista, improvisar y tener un tiempo a prueba de balas es esencial. Para un violinista clásico que quiera unirse a una sinfónica, improvisar puede no ser importante, pero su nivel de lectura, su dominio técnico, su conocimiento del repertorio clásico y su manera de adaptarse a una orquesta, son clave.
Así que hay varios caminos laborales que se traducen en formas distintas de abordar la formación profesional. En todo esto hay que pensar cuando se estudia música.
En mi experiencia, buena parte de los descalabros en la vida profesional viene de no entender las diferencias de estas dos formas de trabajar, y de no desarrollar las habilidades para el área que se busca. Un compositor que no alcanza en su instrumento el nivel que se requiere para tocar bajo estándares profesionales, no podrá tocar para otros músicos, de hecho puede tener problemas para formar sus propios ensambles; o, por otro lado, instrumentistas que habrían querido echar a andar sus propios proyectos con su propia música, pero que no están bien formados en composición o que carecen de habilidades para promover su trabajo.
Es común que un estudiante no tenga muy claro en qué área quiera desarrollarse y que lo vaya entendiendo sobre la marcha. Lo importante es saber que ese tipo de disyuntivas aparecerán durante el camino, y que uno debe estar preparado para ello. Esas disyuntivas no lo deben sorprender ni a él ni a ti como padre cuando salga de la carrera. Ésas son cosas a las que hay que anticiparse. Y como padre, saber que existen distintos caminos y que la estabilidad laboral y económica no necesariamente dependen de estudiar música u otra carrera, sino de entender el medio laboral y adquirir la formación académica que vaya más acorde con ese medio en el cual uno quiere desenvolverse, y en su caso, las habilidades para promover su trabajo acertadamente.
Sólo me resta agradecer tu atención. Estaré publicando artículos sobre distintas cuestiones que enfrentan los padres que tienen hijos músicos. Si ése es tu caso, suscríbete al newsletter y te mantendré al tanto de los artículos que puedan ser de tu interés.
Hasta la próxima.
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